Qana - de nuevo
No es sólo por el horror de Qana (de nuevo en Qana, como hace diez años). Aunque en este momento sí es principalmente por el horror de Qana. Pero también por tanto horror acumulado. Esa colmatación, esa saturación, que a todos nos coloca ya en un margen de insensibilidad, como se suele decir, que nos protege. ¿De nuestra impotencia? ¿De nuestra indiferencia? ¿De nuestra cómoda conciencia? ¿De nuestra inutilidad?
El otro día leía un brillante artículo del siempre lúcido y sabio Ignacio Ramonet acerca de los parámetros a considerar en el tablero de ajedrez de Oriente Próximo, de las piezas que pueden estar moviéndose en esta guerra de ahora mismo. Reconozco que he vuelto a buscar ese artículo, pero he sido incapaz de hallarlo entre mis papeles. No importa. Mientras lo leía el otro día -Qana, la de esta ocasión, aún no había sido- me asaltaba un esquizofrenía que oponía el discurso del conocimiento al atragantamiento de tantas imágenes de bombardeos, de gente huyendo, de gente muriendo. Más de nuevo. Otra vez. ¿De qué les ha servido a los niños de Qana y a sus madres nuestros análisis, nuestro esfuerzo por conocer y comprender, por poner uno detrás de otro los condicionantes de los conflictos, por adivinar soluciones? No hay solución sin voluntad de ella. Primero hay que querer. Y una vez más, nadie parece tener la voluntad. Sí el poder, sólo el poder.
* Internet está llena de imágenes como ésta y de textos sobre lo ocurrido, ¿y...?
2 comentarios
Luisa -
Gracias, Magda, por visitar el blog.
Magda -