Poetizando - 31: Una flor se abre
Algo nos anda por las cabezas. He pensado esta mañana subir el poema que viene a continuación. Pero tenía dudas. Habla de cosas muy obvias y en un tono también muy evidente. Aunque, en realidad, se trata de éso. De constatar lo evidente, porque por serlo dejamos muchas veces de nombrarlo. Y a veces no puede ser. La cuestión es que esta noche he leído el poema. He albergado de nuevo dudas, hasta que, mientras me demoraba, he llegado a la Sonrisa de Maria y he leído el post de hoy de Jío: ¡vaya! ¿qué nos anda por las cabezas? Y entonces, va Fernando y me dice que quiere subir a su blog un poema sobre la inmigración con una foto de Miguel Angel Latorre muy especial. Y definitivamente entonces he decido poner aquí este poema, que tenía ya un tiempo de estar en el silencio y lo hago junto a una foto de José Antonio Melendo.
Una flor se abre y la tierra entera tiembla.
Es natural. Y lo es
que el río como una mano
generosa en exceso anegue de improviso los campos rotundos,
las calles y los sótanos donde el hombre
construye su vida pieza a pieza
y las engrasa.
El río fue una gota en algún sitio y fue luego
tormenta en la pendiente
que asoló el tiempo.
Es natural que a veces hasta el cielo
levante el mar su furia
y se derrumben
las constelaciones contra mi dedo índice.
No me quedarán ojos y será natural.
No habrá tiempo y no será,
y no habrá
que objetar sino el dolor que demora
con su regusto a polvo
en la garganta.
Pero si el hombre de pies gigantes
con facilidad de insulto
a su paso aplasta la calle
y la pequeña casa y el televisor
donde viven los hombres, de prestado y a ratos,
que sólo tienen manos y casi ya ni boca,
y casi ya ni techo bajo el que agonizar
cuando se cumpla el tiempo de entornar la mirada,
-si es que tiempo les dejan de morirse,-
eso no es natural.
Me niego en este punto a utilizar sarcasmos,
fugaces ironías o sesudas cuestiones sobre la arquitectura
del sutil equilibrio del orden de las cosas.
Eso no es natural.
Porque siempre procura al fin Naturaleza
el equilibrio, y si natural fuera
alguna vez acaso se tornaran los términos
para que sucumbiera el dinosaurio bajo el lodo universal
de la perversa historia.
Una flor se abre
y la tierra entera tiembla. Miles de hombres
mueren bajo una sola mano
y no hay aire que recoja sus últimos suspiros
ni su estremecimiento.
©2007 fotografía José Antonio Melendo
6 comentarios
Luisa -
Por cierto, venía pensando en ti. Asunto Cronista, majico, ¿recuerdas?
Besos.
jio -
pero al igual que también mi pan de oro favorito denuncia hago lo propio cuando tengo que gritar.
usos distintos de la expresión del descontento. no quedará nada luisa, eso es una certeza, no una ironía. besico linda.
Luisa -
Ese estremecimiento siempre me pone el alma sobrecogida, a la intemperie, Marisa. Viene bien compartilo.
Ya tienes razón, Inma. Pero peleas por la vida como las tuyas ponen paliativos a las otras cosas. Un besazo, hermosa.
lamima -
Miro a mis hijos y me entran ganas de llorar por la herencia que les estoy dejando.
Marisa -
Gracias
Ybris -
¿Por qué un poema habría de ser otra cosa?
Tan natural como que una flor se abra y que la tierra tiemble.
Besos.