Broto. El tiempo y el lugar
En el limpio y diáfano espacio renacentista de La Lonja de Zaragoza se despliega estos días la pintura de José Manuel Broto en una exposición que lleva por título "El tiempo y el lugar". Es, sin paliativos, una exposición magnífica, definitiva y que abre la pintura al nuevo lenguaje estético de la imagen digital.
Aunque todos los cuadros de la exposición forman un "continuum", animados por la afloración de algunas constantes del pintor - la forma informe del agua, la música, el color, la geometría, el gesto, Mondrian, Rothko -, yo diría que hay en esta exposición dos formas de enfrentarse a esos mismos universos, dos técnicas que delimitan caminos diferenciados, que no distintos ni divergentes.
Por un lado, toda la serie de acrílicos sobre tela. Por otro, las tintas pigmentadas sobre papel, construidas mediante ordenador, y complementadas con una hermosísima "instalación" de video y música, que me parece lo más arriesgado de la muestra, y que me ha interesado muy especialmente.
Los acrílicos son sencillamente espléndidos y, curiosamente, son, con alguna excepción, cronológicamente posteriores -2005 y 2006- a las tintas -2004 -. Quiere esto decir que Broto ha llegado a la genial síntesis del color y del gesto, de la geometría y del transcurso, que demuestran cuadros como Ligeti, Una idea del movimiento del tiempo, Allegro, Agua, etc., después del trabajo con la imagen digital. Estos acrílicos se insertan, como bien explica el catálogo de la exposición, en la mejor tradición de la vanguardia pictórica del siglo XX, pero avanzando conceptualmente con los aportes de la imagen digital, en cuanto nuevo espacio y nuevo tiempo. Parece que la imagen digital estuviera más cerca de la música.
En las tintas sobre papel esa idea renovada del espacio, creado por la natural transición entre colores -que luego se recoge en las delimitaciones geométricas de los acrílicos- se hace muy evidente. Mientras, los trazos de color nos introducen en ese espacio, nos guían por él, o nos enredan en él. Broto ha entendido y desarrollado admirablemente, con sensibilidad exquisita y muy segura de sí misma, que la imagen digital es capaz de conseguir casi por sí sola esa idea de la pintura como generadora de espacio en el que introducir al espectador, y que desde la perspectiva caballera a los cuadros de Rothko es una constante en el arte occidental.
La "instalación" de video y música es, desde mi punto de vista, una delicia para el espectador. La pieza compuesta por José Manuel López López, con quien Broto ya había colaborado, dibuja e interpreta acústicamente las imágenes que se van sucediendo en la pantalla, de formulación similar a las tintas pigmentadas que en dos dimensiones cuelgan en los paneles de la exposición. Pero, claro, el video permite una tridimensionalidad que culmina el tránsito por el espacio pictórico que genera Broto. Música e imagen empujan al espectador que sin esfuerzo ingresa en ese nuevo mundo de la imagen digital. A mi entender, la diferencia de lo percibido en esta crucial exposición respecto a otros intentos y muestras de arte concebido desde procedimientos digitales o "informáticos", es que las imágenes digitales de Broto siguen siendo eminentemente pictóricas. Es nuevo el soporte. Son nuevas las herramientas. Es de alguna manera nueva la técnica. Pero no lo es el concepto artístico, que encara la tradición de donde viene para dar, a mi juicio, un valioso salto adelante.
Copio un texto de Gloria Collado, presente en el catálogo de la exposición y en el folleto guía, porque me parece que explica mucho mejor de lo que yo podría hacerlo los ejes fundamentales de esta decisiva exposición de Broto:
"En su pintura prevalecen, en primer lugar, signos que cabe interpretar como componentes de un universo íntimo, como son los entrelazos, nudos, espirales, cadenas, huellas y líneas fluctuantes, zigzagueantes que surcan o recorren el espacio; en segundo lugar, encontramos siempre las figuras geométricas, sean éstas planas o volumétricas (cuadradazos, rectángulos, triángulos o poliedros), las dos y tres dimensiones con las que se ha escrito la historia del arte, despojadas aquí de todo el "andamiaje", que diría Rothko, del estilo y la tradición que hizo posible la modernidad; y por último, el color, ese magma de intensidades que ilumina, construye y da vida al resto. El azul se ha hecho constante en su pintura desde que descubrió ágiles y escurridizos destellos del agua y, junto a él, el rojo, su opuesto, ambos prevalecen como parte del estandarte de aquella pasión juvenil por los colores primarios que le inculcó el neoplasticismo de Mondrian. ¿Cómo decidirse por un rojo?, se preguntaba Broto en un texto reciente, para a continuación enumerar más de cuarenta variantes de este color. La complejidad ante la que se sitúa el pintor a la hora de elegir, en este caso un color, obliga a retomar el punto de partida en el que se veía su pintura como pintura de síntesis. Reflejo de ello es sin duda el diálogo que ha establecido en su obra con el antagonismo entre Mondrian y Rothko, entre la persecución de un espacio dimensional, donde reinan los principios elementales del color y la línea, del primero, y el espacio "absorbente" de las pinturas de grandes dimensiones del segundo, en el que obliga al espectador a "estar dentro". Esta doble influencia, o mejor, esta pugna entre un "fondo" que se quería "fachada" y unas "figuras" que imponían un nuevo orden geométrico, se alternan y hacen de telón de fondo del propio repertorio de Broto, de ese imaginario que puebla nuestra memoria y que cada uno de nosotros adoptamos y hacemos nuestro"
(La exposición de José Manuel Broto, "Broto. El tiempo y el lugar", está instalada en la Lonja de Zaragoza, desde el 7 de octubre al 19 de noviembre de 2006. Viajará después a Coruña (8 marzo-20 mayo 2007) y a Sevilla (31 de mayo-15 julio 2007. El montaje de Zaragoza está especialmente cuidado. Me gusto mucho la visita guíada realizada por una licenciada en Historia del Arte, que con gran tino introducía a los espectadores en un mundo estético que no siempre es de fácil apreciación. Me pareció un gran acierto realizar esas visitas y un muy buen trabajo por parte de la persona que lo lleva a cabo.
La instalación de video y músico tengo entendido que se pondrá a la venta próximamente en un DVD. Feliz idea.)
* La imagen superior corresponde a la obra titulada "Agua", 2006, acrílico sobre tela (300x400 cm.). La reproducción en este blog cuenta con el permiso del Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza.
2 comentarios
Luisa -
Ybris -
He estado fisgando un buen rato en la Red sobre Broto y me quedo con la sensación de que necesitaría un montón de horas más para no perderme tanto como me pierdo.
Gracias por la información.
Besos.