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pandeoro

Catedral y niebla (Poetizando - 18)

Catedral y niebla (Poetizando - 18)

 

              Junto a la ribera, contra su respiración húmeda o en el centro de la plaza e igualmente cerca del río, donde la niebla se encrespa, remonta los aleros y acaricia las torres, la urbe se dobla sobre sí mientras se alzan las horas como sentencias ladeando la sombra de la catedral. Es como si de otro tiempo viniéramos: suceso extraordinario contemplarse, atravesando desde la raíz de los árboles el transcurso del aire y sus figuras.

             Todo el pensamiento herido retorna de la guerra. Crece sobre los hombros de la palabras. Sin ser nada puede más que el agua empobrecida, barruntada de quimera en quimera, aunque tú llegues con el dolor del viento en los cabellos, resguardando los perfiles de este tiempo en el atrio profano de tus manos.

 

*Imagen de la portada de La Seo de Zaragoza; fotografía original de Miguel Angel Latorre, sometida a filtrado.

Ha continuado la niebla en la ciudad, aunque por la mañana ha asomado el sol.

2 comentarios

Luisa -

La Seo, como sabes una de las dos catedrales de esta ciudad, es un edificio espléndido, que contiene maravillosos tesoros en su interior. Pasear alrededor de ella es un viaje al pasado, lleno de hermosura, tanto por sus rincones como por las evocaciones que provoca: La Seo ha sido lugar preferente y sagrado desde por lo menos época romana: foro, templo visigodo, mezquita, templo cristiano en diversas manifestaciones. Es un lugar de esta ciudad que me fascina. Hice un pequeño texto sobre ello para El Cronista hace un tiempo: http://www.aragoneria.com/cronista/seis/laseo.htm

Gracias por disfrutar con el "poema", Ybris. Un beso.

Ybris -

La última vez que pasé por la Seo fue en abril del año pasado. Venía de Alagón donde conseguí en el hotel -levantándome a tientas muy temprano, como siempre- romperme las gafas. Así que más o menos vi la fachada como en tu foto pero más borrosa.
Me desquito ahora con tu bella descripción: Cierro los ojos y la contemplo ahora nítida, con la niebla acariciando sus torres y las horas como sentencias bordeando su sombra mientras yo, como árbol, elevo mis raíces hacia el transcurso del aire.
Quizás también con un pensamiento herido retornando de la guerra y alguien resguardando los perfiles de ese tiempo en el atrio profano de sus manos.

Una belleza.

Gracias por la evocación y muchos besos.