Poetizando - 20 (Mar insomne)
Sueño de la altura.
El hombre que palpita acurrucado,
el buscador de oro y el vendedor de roídos
caparazones calizos
habitan junto al mar esta casa, conmigo, como una ofrenda
allí
entre el cielo limpísimo y la arena-
adormecida.
El invierno es claro si el mar
está tranquilo.
Lentamente fue llegándose la noche,
imponiendo, reiterando
su ritmo desde las comisuras del infinito sonriente.
Sólo un aire salado,
pero ninguna hora.
Aunque siempre se prolongue la memoria
y aunque regresen siempre
las gaviotas a través de las grietas
clavadas en la noche de los cuerpos inmóviles.
Todo está quieto. Todo.
Como un hermoso e inútil adjetivo
del silencio.
Apenas ya si escucho el mar bajo mis pies
que avanza, se desgarra embrutecido
contra las viejas, las mordidas raíces
de esta casa. Apenas ya lo intento,
cuando ellos se duermen e imaginan
que por fin volvió a girar la tierra.
Sueño de la altura.
*Nací a orillas del mar, aunque no lo descubrí como metáfora vital hasta los dieciséis años, en Ibiza, durante una tarde que pasé suspendida en la altura de unas rocas, frente a él, leyendo y pensando, tan apartada de la gente como nunca había estado hasta entonces. Aprendí mucho aquella tarde. Desde aquel día, mi añoranza por el mar, tierra adentro, es perpetua. Así que procuro regresar a la orilla en cuanto puedo.
4 comentarios
Luisa -
Leo tu Agrifonte y lo hago con gusto.
Gracias por venir.
jio -
:-*
Luisa -
Me alegra de que nos hallamos encontrado en esa encrucijada, en esa estación.
Besos
Ybris -
1973. Me siento sobre el mar malagueño desde la altura de un acantilado y siento la soledad y la distancia como herida de que nunca habría de sanar.
Recuerdos que el mar trae desde tan lejos pero sin los cuales uno nunca habría llegado hasta donde está.
Por eso te comprendo y te leo emocionado desde tus mismos ojos:
"Todo está quieto. Todo.
Como un hermoso e inútil adjetivo
del silencio."
Una belleza.
Besos.