Nochevieja entre amigos
Desde hace veinticinco años celebramos la Nochevieja entre amigos. Es una costumbre que se instauró recién terminado el tiempo de la Universidad y que ha continuado sin interrupción. Al principio éramos más y más bullangueros. Fuimos perdiendo unidades en el transcurso del tiempo, reclamados algunos como fueron por otros deberes de familia y de otras amistades. Hace ya tiempo que sólo nos juntamos cinco. Pero a ninguno se nos ocurre por ahora pensar en celebrar la Nochevieja de otra manera ni con otros. Sólo alguna vez hablamos de hacerlo en algún lugar lejano y diferente, como supongo se le ha ocurrido a casi todo el mundo. Pero permanecemos fieles a esta costumbre nuestra y en muy pocas ocasiones obligaciones fuera de nuestro control nos han impedido a alguno acudir a la cita. Vamos rotando la casa en la que se organiza la celebración y ponemos siempre un muy especial esmero en la cena y en todos los detalles de la reunión. Pero sobre todo lo que queremos es estar juntos ese rato del territorio mítico que nos corresponde todos los fines de año. Ese deseo lo solemos manifestar en forma de regalos que hacemos los invitados a los dueños de la casa y de éstos a quienes acudimos. Este año Raquel nos trajo a todos detalles comprados en la última Feria de Artesanía aragonesa y los invitados llevamos a la casa huésped música y el "Libro de las Preguntas" de Pablo Neruda e Isidro Ferrer.
Anoche, pues, los anfitriones fueron Raquel y Ángel. Con Rafa, Fernando y yo misma ya estaba la reunión montada. Bueno en casa de Raquel y Ángel hay que contar también con Nelson y Bolita, los dos gatos, gris el uno, blanco impoluto el otro, consentidos y guapísimos, que nos acompañaron toda la velada. En el caso de Nelson eso es habitual. No así en el de Bolita, miedoso donde los haya, que por lo general suele esconderse en el rincón más profundo de la casa, cuando hay visitas. Sorprendentemente ayer acudió al salón casi desde el principio de la reunión y allí estuvo paseándose entre nuestras piernas muy tranquilamente. Nelson, al que le gusta siempre reclamar su sitio, se dedicó toda la noche a poner posturas y mohines gatunos diversos para demostrarnos que a él le importaba poco que fuera Nochevieja. Estábamos importunando sus costumbres y lo único que deseaba era que nos enterásemos de ello; su cara de mal genio no tenía desperdicio.
Ángel es un gran cocinero, así que la cena fue exquisita y abundante. Como el buen vino y el buen cava. Muchas veces, pasadas ya las campanadas, jugamos al Diccionario, creativa actividad donde las haya, que consiste en inventar definiciones para las palabras y adivinar cuál es la verdadera. Hemos conseguido en ocasiones acepciones figuradas realmente sublimes y divertidas, mucho más preciosas y adecuadas algunas que las reales. Este año, sin embargo, nos cogió un poco desganados y nos dedicamos más bien a la conversación y a las risas entre "zappinges". Nada del otro mundo, pero tampoco se trata de pedirle a la noche nada más allá de una buena porción de buena compañía.
Sólo me fastidió no poder terminar bien a tiempo las uvas. Ángel y Raquel se habían preocupado tanto de que fueran lo más gordas y lustrosas posibles, por aquello de que el año que se iniciaba fuera bien lucido de cabo a rabo, que era imposible que me cogieran en la boca. En fin, espero que las que conseguí tomar cumplan por todos los meses.
Feliz Año a todos.
(*La foto es un homenaje a los gatos de mis amigos y viene desde http://www.mascotasenlared.net/DeRemate/Gatos/Angora1.jpg)
6 comentarios
Luisa -
Pero cada cual debe hacer las cosas a su manera. Que tengas muy buen año (y a tu nariz le deseo lo mismo). Un besazo.
Luisa -
Elegimos las tradicionales campanadas de Sol, porque cuando en Aragón Televisión empezaron a explicar que no había cuartos y lo de la cuenta atrás, nos entró el pánico de líarnos. Además con todo lo que había que tomarse con cada uva para que se cumplieran los deseos de los aragoneses (según la divertidísima explicación de Miki): una fruta de Aragón, un trago de agua, un vaso de hielo, una copa de vino, en fin, que nos asustamos un poco...
Feliz, feliz año para ti y los tuyos, Inma.
Luisa -
Ybris -
Yo ceno y tomo las uvas en familia (siempre las acabo en la mitad de tiempo) pero no resisto sin acostarme antes de las doce y media.
Ya es lástima.
Besos
lamima -
Me hace gracia lo del juego del diccionario: solíamos practicarlo mucho entre mis amigos de adolescencia, como jugar a las películas...que bonitos recuerdos. Me queda poco ya de eso lamentablemente, de ellos mejor dicho. No se muy bien por que.
Así que bienvenido ese zaping cómodo entre colegas, y esas uvas atragantadoras de tan gordicas (conste que yo me lié un pelín con las campanadas de la Plaza del Pilar, y eran pequeñicas)pero sobre todo bienvenidas tus palabras a tus amigos: rezuman calor y cariño.
Inmejorable forma de comezar.
Magda -
Que buena idea pasar entre amigos la nochebuena, son reuniones muy ricas y excelente forma de iniciar el año.
Un abrazo, querida Luisa.