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Las maravillas del arte mudéjar (I)

Las maravillas del arte mudéjar (I)

             

            Ayer se presentó en la sede de las Cortes de Aragón, que es el hermoso palacio musulmán de La Aljafería, transformado por aportaciones de épocas posteriores, un proyecto que me ha parecido tremendamente interesante por demás y también muy bello.  Se llama “Proyecto Mudéjar para la Tecnología, el Arte y la Música, y supone la creación de obras musicales basadas en la arquitectura y en las estructuras geométricas utilizadas en la construcción de las torres mudéjares de Aragón.  Se trata de una técnica desarrollada por los investigadores José Ramón Beltrán y Miguel Ángel Varona que convierte en un sistema numérico-matemático los ornamentos y estructuras arquitectónicas de las torres mudéjares de Aragón. El análisis de las distintas formas y simetrías que dan lugar a los elementos decorativos de las torres se convierten en sonidos y generan melodías que después se trasladan a partituras musicales.


          Se explica el proyecto de forma resumida, pero bastante completa, en el blog del programa Borradores, un espacio cultural dirigido por el escritor y periodista Antón Castro en Aragón Televisión. A lo mejor vuelvo sobre él más adelante. Pero ahora,  prefiero hablar un poco del mudéjar aragonés en sí mismo, un arte único en todo el mundo – y no es para nada exagerado el decirlo. El texto que sigue fue ya publicado en los números dos y cinco de El Cronista de la Red y se refiere a algunas de las manifestaciones del mudéjar en las ciudades de Teruel y Zaragoza. Lo haré en varios posts, como hicimos con el ya famoso y bloguellonero retablo mayor de Tauste. Para no cansar mucho. Y advierto, no obstante, que el arte mudéjar no se limita ni mucho menos a estas dos ciudades: numerosas localidades de Aragón cuentan con estupendos ejemplos de este tipo de arquitectura.




 

 

              El arte mudéjar aragonés, y en particular el conjunto conservado en la ciudad de Teruel, constituye sin duda uno de las más importantes y originales manifestaciones del arte hispánico. Baste recordar que el mudéjar turolense ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.

             Es igualmente un fenómeno único en la historia del arte español y, como bien se ha reiterado muchas veces, expresión de una sociedad donde conviven cristianos, judíos y musulmanes.

              De hecho, el término "mudéjar" proviene del vocablo "mudayyan", que quiere decir "aquel a quien se le ha permitido quedarse".En este sentido, el de la convivencia cultural, el legado que representa el arte mudéjar sigue evidentemente en plena vigencia. Pero también puede considerarse muy próximo a nosotros un sistema de trabajo fundamentado en materiales como el ladrillo - la rejola aragonesa- o el yeso -el aljez- autóctonos y de plena actualidad hoy en día.

               La decoración, componente primordial en el mudéjar al igual que en el arte islámico, se basa en la reiteración de elementos sin solución de continuidad, sin límite espacial, y se construye también a partir del ladrillo, además de los elementos cerámicos característicos. La sensación que producen en el espectador estos conjuntos decorativos no se aleja en esencia de la de algunas de las fórmulas más decorativas y abstractas del arte contemporáneo occidental, aunque los presupuestos estéticos de partida sean tan distintos. En definitiva, el arte mudéjar es una expresión artística anticlásica.

              Así pues, el espectador actual puede abordar la comprensión del mudéjar desde ambas perspectivas, estrechamente enlazadas entre sí: la de su contextualización y valoración históricas, y la de su cercanía a nuestra sensibilidad.

              En la ornamentación destacan los arcos entrecruzados -medio punto, mixtilíneos o lobulados, según la época- y las piezas de cerámica como platos, discos, fustes y azulejos.

                La gran versatilidad y capacidad de asimilación formal del arte mudéjar es otra de las notas que lo acercan a nuestra manera de entender la expresión artística, y en concreto la arquitectura. El mudéjar incorpora también elementos decorativos cristianos, aunque los interpreta con un tratamiento islámico. Asimismo, la estructura de las torres mudéjares aragonesas -en almínar con cuerpo de campanas cristiano superpuesto- es reflejo de esa facilidad de asimilación y de la complejidad de la sociedad que las creó.

               El arte mudéjar aragonés surge a lo largo del siglo XIII, y pervive de forma paralela al románico, gótico y renacimiento en el arte cristiano, y a las etapas de taifas, almorávide, almohade y nazarí y en el hispanomusulmán. No obstante, huellas de su importancia se encuentran en edificios más tardíos, sin olvidar la tendencia arquitectónica historicista que intentó recuperarlo de alguna manera en los comienzos del siglo XX.

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              Torre de la Catedral de Teruel

             Se conoce la fecha de su construcción por la Relación de los Jueces de Teruel, inserta en el Libro Verde de la ciudad. Se levantó este impresionante monumento durante la judicatura de don Juan de Montón, esto es, entre los años 1257 y 1258, por lo que la Torre de la Catedral se considera la más antigua de todas las torres mudéjares turolenses, y es, por ello, un arquetipo de las tres restantes, que repiten su misma disposición.

              La Torre de la Catedral se halla adosada a los pies de la iglesia de Santa María de Mediavilla, actual catedral de Teruel. Se trata de una construcción de planta cuadrada, geometría que imitan las demás torres, al igual que otra particularidad: presenta la parte baja abierta en un gran arco apuntado, como si fuera una torre-puerta que se abre para dejar pasar por sus bajos el trazado de la calle.

              Su estructura interior iba originalmente dividida en estancias cubiertas con un techo plano de madera y comunicadas por escalas también talladas en madera. En el exterior, los muros están construidos en ladrillo, con algunos elementos de piedra sillar, y decorados profusamente con coloristas aplicaciones de cerámica, constituyendo ésta una de las características comunes de las demas torres mudéjares.

             Entre los elementos constructivos de raigambre románica, cabe señalar las ventanas en arquivoltas de medio punto, así como los arcos de medio punto del cuerpo superior de campanas, que presenta dos series de vanos superpuestos. Frente a ello, otros elementos son de clara filiación islámica, como los frisos de arcos de medio punto entrecruzados, que tienen su precedente en la puerta de la mezquita del Castillo-Palacio de la Aljafería de Zaragoza; los recuadros en alfiz que enmarcan las ventanas abocinadas, así como los frisos de ladrillos puestos en esquinilla, cuyos entrantes se llenan con fustes de cerámica.

            La nota más particular es la decoración de cerámica mudéjar, la más antigua de España, procedente de la de Paterna, con colores verde y morado, obtenidos con óxido de cobre y de manganeso, respectivamente. Esta cerámica vidriada presenta tres formas distintas: discos o platos, fustes y azulejos en disposición romboidal, que contribuyen con su alegre brillo a rebajar visualmente el peso material del muro.

              (Continuará...)

             *Las imágenes corresponde a un friso de decoración y a la catedral de Teruel. Fueron realizadas por Miguel Angel Latorre © 2007.

 

             

12 comentarios

Luisa -

Creo, Magda, que habrá dos o tres posts más con algunas cosas sobre el arte mudéjar en Aragón. Es un fenómeno fascinante: por su hermosura estética, y también por el contexto histórico en que surgió y evolucionó.
Gracias a ti por prestarle atención.
Un beso.

Magda -

Luisa, gracias por tu texto, es excelente. He aprendido mucho de él.

El arte mudéjar es bellísimo (y la literatura que asocia, también).




Luisa -

Gracias ti, Tereseta, por llegarte a estos andurriales y pasártelo bien. Besitos.

Teresa -

gracias luisa, me encanta venir aquí y aprender de las cosas que tanto me gustan...

un besico

Luisa -

Paula, la convivencia entre culturas nunca es fácil. Tampoco en aquellos tiempos lo fue. Pero por lo menos se dió por sentado durante siglos que era así, de forma natural, para lo bueno y para lo malo. Y, como le decía a Ybris, la prueba de que de una forma u otro supieron coexitir son testimonios como éste del mudéjar. Un abrazo, guapa.

Luisa -

A menudo creo, Mima, que los aragoneses ni conocemos ni valoramos lo que guardamos en nuestra tierra. El mudejar es, para mi, una prueba de ello: una joya todavía bastante poco difundida en toda su magnitud.
Como dices, hay que disfrutarla. Te engancha.
Ya sé que me sonríes con lo del curso. A veces a lo mejor me pongo pesada. Pero es que me gusta aprovechar este medio para poner un granito de arena donde no lo hace quienes deberían hacerlo. Besototes.

Luisa -

La tolerancia y la convivencia, Ybris, son por naturaleza mucho más enriquecedoras que sus contrarias. Es verdad que aquellos tiempos tampoco fueron campos de rosas. Existieron problemas entre las comunidades. Pero al fin y al cabo, los resultados del esfuerzo siguen perviviendo a través de la historia. Mejor prueba, imposible.
Besos.

Luisa -

Me alegro mucho, Isabel, de que hayas disfrutado con las torres mudéjares de Teruel. El conjunto resulta espectácular, y como dices, mágico. Yo creo que a pesar de su bien ganada fama, queda mucho para difundir su valor adecuadamente. Tengo por leer el nuevo capítulo (ando mal de tiempo estos días), pero estoy al corriente por Fernando. Lo leeré hoy tranquilamente. Un beso.

Paula -

Hubo un tiempo en que convivimos, hubo un tiempo en el que nos pudimos enriquecer de los diferentes, de los otros.

¿qué nos pasó?

Un abrazo, Luisa

lamima -

El mudéjar es una auténtica maravilla:un deleite para los ojos incluso de los que, como yo, no sabemos mucho de arte. No hace falta, solo hay que disfrutar contemplándolo. Está bien esta lección que nos das, "me apunto a este curso" :)
Por cierto: curiosa esa iniciativa de hacer música desde la arquitectura. No me puedo imaginar que saldrá de ahí.
Besicos.

Ybris -

No puedo dejar de pensar al hablar de mudéjares en la inmensa superioridad de la política de aceptación sobre la de expulsión.
Sin ella esos musulmanes dominados y tolerados no habrían dejado esas maravillas que hoy admiramos.
Es un gustazo asistir a tus explicaciones y descubrir que aún hay lugar para la sorpresa de la emoción.
Esperaré las siguientes entregas.

Besos.

isabelbarcelo -

Me gusta mucho el arte mudéjar, quizá por lo que señalas de su proximidad a nuestros gustos estéticos acutales. Las torres de Teruel son deliciosas, tienen magia. Una cosa que me llamó la atención en Roma es que hay algunas torres románicas que llevan también en su decoración platos de cerámica. Saludos cordiales.