Buen retorno
Hay un lenguaje sin forma y sin sonidos, hecho de pequeñísimos, inapreciables gestos; de puras intenciones que no hace falta conformar, que fluyen entre los seres que amamos y nosotros, entre los espacios que con ellos ocupamos, entre el tiempo por el que nos reconocemos. Esto es así. Supongo que a todos nos sucede con unas u otras personas queridas. Este modo de reconocimiento es vital, es el que nos salva cuando nos encontramos apresados, a veces, en la torre de babel de nuestras mil polisemias. A mí, por lo menos, me salva, me devuelve desde la confusión a la claridad, desde la profusión incierta del bosque a la calma del puerto.
En días como éstos, una siente que así se está bien.
*La fotografía proviene de la Galería de David Alayeto ©
8 comentarios
Luisa -
Un abrazo.
Dalay -
Recibido tu mensaje en mi web, y ningún problema: me halaga que acompañes la imagen con tus pensamientos; o mejor, que la imagen haya encajado en lo que buscabas enseñar.
Apunto tu blog en mis favoritos, y procuraré leerte de cuando en cuando. No creo mucho en las casualidades, así que si dentro del vasto espacio que es internet nos hemos encontrado, será porque algo tenemos que aportarnos el uno al otro.
Saludicos!
Luisa -
Besos
M.M -
Besos.
Luisa -
Marisa -
Si lo sé que fumigaban clarividencia, me voy a la playa. ¡Caramba con los niños!
Besitos
lamima -
Imprescindible abrir bien los ojos para "ver" todos esos signos, y agradecerlos como haces ahora.
Un abrazo.
Ybris -
Seguramente de ahí sale la calma imprescindible que nos hace seguir en paz.
Besos