Daniel´s piano sessions
Sin duda, el juguete que más veces le han puesto a Daniel los Reyes Magos y más le hemos regalado por su cumpleaños hasta ahora ha sido el piano, en diferentes versiones y tamaños conforme él ha ido creciendo. Y no es extraño, claro, teniendo en cuenta su afición tan grande por la música. Ya no jugamos tanto con él, porque en sus preferencias se ha equiparado prácticamente con el ordenador, y muchas tardes, cuando voy a verle después del colegio, Daniel vigila que yo haga bien mi trabajo, o iniciamos algún juego informático -casi siempre con música-, o escribimos cartas al ciberespacio marciano. Aunque jugamos, en general, menos que antes, porque Daniel crece y tiene menos tiempo de jugar, como todos los niños, con sus tareas en el colegio y sus extra-escolares. Las extra-escolares de Daniel son un poco distintas, claro. Algo más de fisioterapia y de logopedia para reforzar las disciplinas escolares. Otras veces, por temporadas, toca acudir a ozonoterapia o a Tomatís. Así que Daniel termina por ser un niño tan ocupado como todos los niños de hoy en día.
También ocurre que ya se ha vuelto más gamberro. Y le gusta pelear, y que le llenes de un fascal de cosquillas mientras se retuerce de la risa. Y en esos juegos de descargar mucha energía se nos van un buen rato. También en ver películas y dibujos animados, que ahora se han convertido en una afición del momento de la merienda. Menos ratos, pues, para el piano. Pero le sigue gustando mucho, y ha sido un juego central y esencial en su motivación motriz. Amando tanto como ama la música, cada sonido que consigue arrancar a las teclas, más o menos armónicos -que en ésto Daniel es muy contemporáneo- es para él un gozo y una enorme alegría. Tiene varios instrumentos. Pero el chulo es el piano eléctrico que se ve en la fotografía. Con él conseguimos piezas, casi dodecafónicas, realmente birgueras. Nos demoramos en sesiones de improvisación que en nada envidian a las profesionales, os lo digo yo. Y hay momentos para aporrear el teclado sin más, como algunos rockers hacen en plena efervescencia sublime y extasiada de su actuación.
Casi todos los instrumentos le llaman la atención a Daniel. De esto ya nos informaron bien en las primeras clases de musicoterapia a las que asistió, cuando tenía poco más de dos años. Y es verdad: el tambor, los bongos, los crótalos, la trompeta, el violín, ¡la flauta!... cuando los oye en todos parece encontrar resonancias especiales para él, - y con muchos de ellos le han hecho experimentar-. Por no hablar de su enamoramiento de la voz humana. Sobre todo de la voz de María Callas, su favorita. Pero el piano es especial para él como forma de comunicación, porque el piano es dúctil, blando, ¡sólo requiere ir recorriéndolo en horizontal para extraerle el jugo de los sonidos!- y la dificultosa motricidad fina de las manos de Daniel encuentra en él un terreno relativamente fácil para crecerse. Por eso le satisface tanto. Y por eso seguimos pasando tan buenos ratos en estas Daniel´s piano sessions. La de la fotografía tuvo lugar ya el verano pasado y fue una de las memorables.
16 comentarios
don Gerardo de Suecia -
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columna -
Un beso también.
Diego de Rivas -
Saludos
De toda la vida -
Ver entradas como esta reconfortan...
Saludos
Luisa -
Un beso.
Lamia -
A la niña de mis ojos le da por la gimnasia rítmica y también disfruta con la música. Como dice Ana: ¡Qué listos son!
Un beso.
ana -
Luisa -
Luisa -
Besos, guapa.
jio -
que sonrientes los dos.
la música, para mí es "el arte".
musicoterapia.... ¡qué grande!
un besazo guapa!!!!
y un achuchón para el gamberro!
ana -
sin duda, es un acierto la música. (Callas... no es listo ni ná!!). cuando quiera le enseño a tocar algo con el clarinete ;).
un beso!!
Luisa -
Un beso.
inde -