Kenzaburo Oe: Un amor especial- 2
Continúa el capítulo así:
"Ya había reflexionado un tanto en las cuestiones planteadas por M.; en primer lugar, por qué una sociedad que excluye a esa parte de sí misma puede ser considerada débil y frágil. Sólo puedo hablar sobre la base de mi experiencia del único modelo que he visto de una comunidad que no excluye a los discapacitados, la de la Universidad de California, en Berkeley, donde pasé cierto tiempo. El campus está construido en la ladera de una montaña, y la diferencia de altitud de un extremo al otro es tan grande que casi parecía imaginable que hubieran de importar vegetación adecuada a cada altura para asegurar que creciera en los diversos microclimas. Pero si bien esta topografía peculiar proporciona unos panoramas espectaculares, uno no puede dejar de pensar que será un obstáculo enorme para las personas con minusvalías físicas. Sin embargo, en Berkeley es habitual ver personas que se desplazan por el campus en sillas de ruedas motorizadas y a unas velocidades considerables.
Solía preguntarme adónde irían aquellos estudiantes minusválidos (entre ellos algunos con discapacidades mentales) si Berkeley los hubiera excluido. Sin duda algunos de ellos habrían vivido recluidos en sus casas, mientras que a otros los habrían encerrado en instituciones. Soy el primero en reconocer que a veces las instituciones son necesarias y, si están bien dirigidas, incluso pueden servir como campo de pruebas para la integración de los discapacitados en la sociedad. Además, si los minusválidos son capaces de llevar una vida activa y útil en tales instituciones, eso constituye una prueba de lo vital que es la sociedad que las establece. No hay duda de que siempre ha existido esta clase de centros, y es evidente que debemos considerar tales lugares como modelos de una sociedad abierta, pero no es menos cierto que han existido y probablemente todavía existen lugares cuyo objetivo expreso, o cuyo resultado efectivo, es el aislamiento de los minusválidos, y por lo tanto funcionan como los complementos necesarios de una sociedad cerrada.
Flannery O´Connor escribió cierta vez que las actitudes sentimentales hacia los niños minusválidos, que estimulan el hábito de ocultar su dolor a la gente, pertenecen a la misma clase de pensamiento que hizo humear las chimeneas de Auschwitz. Por mi parte, me aventuraría a suponer que muchos padres de hijos discapacitados vacilarían antes de rechazar esta comparación, considerándola una exageración grotesca. Estas personas con conscientes de que su envejecimiento o muerte repentina sólo puede significar que sus hijos serán enviados a una institución, y la idea de que son unas instituciones abiertas y bien dirigidas les ofrece escaso consuelo.
A un nivel más personal, imagino un ejemplo muy concreto de lo que le sucede a una sociedad que excluye a sus minusválidos, preguntándome cómo nos habríamos vuelto nosotros, los Oe, si no hubiéramos hecho de Hikari un miembro indispensable de nuestra familia. Imagino una casa sin alegría, en la que soplarían frías corrientes a través de las grietas dejadas por su ausencia y, después de su exclusión, sería una familia con unos vínculos cada vez más débiles. En nuestro caso, sé que sólo gracias a que incluimos a Hikari en la familia, conseguimos capear nuestras diversas crisis, tales como el gradual declive mental de mi suegra.
Resulta interesante que el mismo hecho de que uno de nosotros sea minusválido nos haya permitido a los demás, como si de una compensación se tratara, aprender a improvisar de una manera bastante creativa. Por ejemplo, en el transcurso de los años la hermana de Hikari ha tenido que idear innumerables maneras de estimularle para que saliera de sus estados de ánimo desagradables. Sin embargo, a pesar de este largo aprendizaje, se ofreció voluntaria para trabajar con los discapacitados en la universidad, y esta experiencia fuera de casa le ayudó a enfocar de un modo más experto y sistemático el cuidado de su hermano, al tiempo que le enseñaba a distanciarse de él cuando era necesario a fin de plantearle las cosas difíciles que es preciso decirle. En resumen, creo que no sólo llegó a verle como un miembro discapacitado de la familia, sino también como un miembro discapacitado de la sociedad. En su manera de relacionarse con Hikari hay, incluso ahora, una sombra de su infancia compartida, de la chiquilla que ideaba toda clase de estratagemas para que él accediera a dar un paseo. No obstante, si negar en modo alguno ese pasado, se ha convertido en una mujer madura y capacitada, y quizá lo ha hecho sobre todo en lo que concierne a su hermano.
Así pues, mientras preparaba mi respuesta a la carta del señor M. para la conferencia, vi cuán estrechamente integrados están los problemas de la aceptación pública y privada de una minusvalía. Me pareció que todo resultaba más fácil de comprender cuando consideraba a la sociedad como una gran familia. El truco, por así decirlo, consistía en modelar las acciones de una sociedad, sus mejores esfuerzos, basándose en las de la familia que ha acogido activamente a un niño minusválido en su seno. Al final, esa clase de familia, mediante su propio proceso de aceptación, puede llegar a desempeñar un papel especial en la comunidad inmediata que la rodea, y con el tiempo es posible que el mensaje llegue a un grupo mucho más amplio."
*Con mucha razón, Chema Lera me ha recordado en un comentario que no había mencionado las bellísimas acuarelas de Yakari Oé, esposa de Kenzaburo y madre de Hikari, cuyas reproducciones se integran también en el libro. Traigo hoy una de esas reproducciones aquí. Yo creo que ambos, madre y padre, han deseado en este libro dejar conjuntamente constancia de su amor y su agradecimiento a su hijo. Quien, por cierto, ha editado un par de discos con composiciones realizadas por él, pues en la música, como bien explica su padre, encontró su auténtico medio de expresión. Por eso la acuarela le representa en el hotel de Salzsburgo, durante un viaje que hicieron a esta ciudad y a Viena (Kenzaburo Oe: "Un amor especial". Ediciones Martinez Roca, SA. 1998. Ilustración de Yakari Oe)
11 comentarios
Jordan Jumpman -
Silvio -
Luisa -
El libro de K. Oe se acerca a hechos cotidianos de su vida familiar, con las cosas positivas y las negativas, pero sabiendo que la circunstancia de la existencia de Hikari ha añadido a la familia un plus de vida especial.
Sigue con esa voluntad y ese "amor especial", que yo creo hermosísimo. Un beso, guapa.
M.M -
Un amor especial es lo que siento cada día para poder ser y estar, y esa distancia necesaria que bien cuenta la historia, para poder soportarlo y no sufrir. Dar lo máximo sin esperar nada...
Luisa -
chema -
(Perdon por los acentis que faltan)
Luisa -
Luisa -
Estoy contigo en que la acuarela es una preciosidad.
Gracias, Magda, por tu buena lectura. Es un tema que me importa mucho.
lamima -
Más besos.
lamima -
..Instituciones que sirven como ejemplo a la sociedad
.. El temor por el futuro de los hijos "diferentes"
.. Importancia (inmensa) de integrar al minusválido en la familia. De reorganizar nuestra vida en casa con él como uno más.
.. Importancia de la aceptación privada de la minusvalía para conseguir también esa aceptación pública (tema muy muy importante)
.. El hecho indiscutible de que la presencia de un "minusválido" en casa trae un mundo nuevo del que tenemos tanto que aprender...
Increíble Oé, estupendo, real, certero...
Ah, tengo que conseguir ese libro. No me vale con que me lo prestes.
Besazo.
Magda -
Nuevamente el amor tiene mucho que ver en las relaciones humanas, sin duda. La hermana de Hikari es un ejemplo.
Me han impresionado las palabras de Flannery O´Connor que comenta: "las actitudes sentimentales hacia los niños minusválidos, que estimulan el hábito de ocultar su dolor a la gente, pertenecen a la misma clase de pensamiento que hizo humear las chimeneas de Auschwitz", qué fuerte, pero muy ciertas.
Un excelente libro, Luisa, como bien dices.