Cincomarzada
En muchas ocasiones las costumbres ciudadanas de una determinada comunidad se transmiten y establecen sin que al cabo uno sepa muy bien por qué se produjeron. Con las celebraciones ocurre lo mismo. El origen de las fiestas se pierde en la historia y sólo se conserva la forma exterior, que se ha convertido en la razón de ser de la celebración, olvidado ya el hecho que la provocó. Eso sucede en gran medida con la fiesta de la Cincomarzada, en Zaragoza, que se celebra hoy, cinco de marzo -lógicamente-, y es "una fiesta de guardar" de carácter local. Actualmente es una fiesta que se manifiesta en la reunión de la gente en un espacio abierto de la ciudad para hacer una comida al aire libre y organizar algunos actos ciudadanos, que también tiene lugar por el centro histórico de la ciudad. Pero si se pregunta a los habitantes de Zaragoza, hay muchos, muchos, que no saben exactamente a qué alude la fiesta de hoy. Una buena parte la cree relacionada con algún acontecimiento de la lucha contra la invasión francesa. Pero lo que realmente se conmemora es el levantamiento de la ciudad contra el ejército carlista, que pretendía apoderarse de ella, en 1838. Tomo la siguiente explicación de la voz "Cincomarzada" de la Gran Enciclopedia Aragonesa, que remite al texto de Eloy Fernández Clemente y Carlos Forcadell: Estudios de Historia Contemporánea de Aragón; Zaragoza, 1978
"Desde 1838, cada 5 de marzo se ha celebrado en Zaragoza una fiesta de carácter popular, con la especial característica de haber resultado con el tiempo un paradigma de la situación política, por cuanto el origen liberal y progresista de la jornada ha hecho que la festividad se oficialice y magnifique en épocas de libertades, reduzca discretamente su presencia en otros tiempos, desaparezca entre 1936 y 1976, y se vuelva a restaurar con paulatina intensidad a finales de los 70. La noche del 5 de marzo de 1838 entraban las partidas carlistas de Cabañero en Zaragoza y la reacción popular desbarató una acción que hubiera cambiado el curso de la guerra, rememorando las gestas que caracterizaron la defensa urbana de 1808. Otro 5 de marzo, el de 1820, se proclamó en la Plaza Mayor la Constitución de 1812, y se procedió a elegir una Junta Superior del Reino de Aragón. La titulación de «siempre heroica» se añadió al escudo de la ciudad tras los sucesos de 1838.En los años siguientes el Ayuntamiento constitucional de Zaragoza declaró festivo el aniversario y lo conmemoró oficial y solemnemente. En 1843 el péndulo de la historia de España lleva al poder a los moderados, y a partir de este momento desaparece la conmemoración oficial. Los zaragozanos, habituados a la celebración, deciden no renunciar a la misma y el 5 de marzo comienza a proyectarse espontáneamente como una salida colectiva al campo y a los alrededores de Zaragoza de gran número de ciudadanos, que acudían a la arboleda de Macanaz y a las orillas del Gállego bien provistos de yantares y bebidas. Aquí nace la tradición que se repetiría durante muchas décadas.Durante el Bienio Progresita (1854-56), la jornada vuelve a ser celebrada oficialmente, y la ciudad vuelve a integrarse en la fiesta. De la misma manera, el día es declarado fiesta cívica entre 1868 y 1874, y particularmente celebrado por los medios oficiales. Durante la Restauración sigue siendo día festivo generalmente, y de cualquier manera queda asentada la costumbre de salir a merendar a los alrededores de Zaragoza. Ya en el siglo xx, el Cabezo Cortado, Buenavista, La Almozara, la Estación de Utrillas..., se añaden a los habituales lugares de celebración, consecuencia lógica de la expansión de la ciudad hacia el sur: los tranvías van llenos de excursionistas y el tío Toni cruza el Ebro sin parar. La blanda dictadura primorriverista no supuso ningún corte en la fiesta, y el primer cinco de marzo republicano alcanzó tonos muy destacados. Durante la República, perdida ya en gran medida la memoria del origen de la fiesta, la diferenciación social se traduce por los lugares sobre los que las distintas clases sociales muestran su preferencia.E1 4-III-1937, el Ayuntamiento acuerda suprimir oficialmente la fiesta, que durante la guerra civil, y hasta 1977, no se vuelve a celebrar, del mismo modo que la calle Cinco de Marzo pasa durante estos cuarenta años a denominarse Requeté Aragonés. En 1977 comienza una discreta recuperación de la fiesta, en su forma tradicional de salida al campo próximo a la ciudad, y en 1979 el primer Ayuntamiento democrático devuelve el nombre a la calle que conmemora la histórica jornada.
En 1981 el ayuntamiento de Zaragoza recuperó definitivamente la fiesta con la ayuda de las comisiones de festejos de los barrios, peñas, asociaciones de vecinos y otras asociaciones ciudadanas; aquel año se enlazó con las fiestas de carnaval. Desde entonces se vienen celebrando en el Parque del Tío Jorge en el barrio del Arrabal y es una jornada eminentemente lúdica y reivindicativa. Peñas, grupos políticos y asociaciones sociales instalan barras que aprovechan como espacio informativo de sus actividades. Los zaragozanos colman el parque en un día de convivencia y fiesta, en el que se preparan los típicos ranchos y carne asada. Durante toda la cincomarzada se puede disfrutar de pasacalles con cabezudos y música tradicional, verbenas, grupos de animación de calle, charangas, etc. Tal es la participación popular, que en 1999 se abrió un debate para trasladar la fiesta de lugar, puesto que cada año se repiten las quejas vecinales motivadas por el estado de suciedad en que queda el parque tras la fiesta, A pesar de que también se celebra en otros lugares como Casetas o el parque del barrio Oliver (lo que evita que la aglomeración de gente sea mayor) el «tirón» popular que tiene esta tradición hace pensar que el parque del Tío Jorge va a seguir siendo el escenario de la cincomarzada durante muchos años más."
(Este año la fiesta ha cambiado de escenario, por hallarse el parque del Tio Jorge en renovación. Se celebra en el Parque de Oriente, no sin polémica de nuevo).
* La imagen representa el Cartel conmemorativo de los hechos acontecidos en 1838 realizado por el diseñador Alberto Gamón y editado por el Centro de Historia de Zaragoza (Ayuntamiento de Zaragoza) dentro de una serie de postales
11 comentarios
Luisa -
Un beso para ti, Paula, de felicitación por tu cumpleaños: qué suerte al otro día no hay que madrugar y puedes hacer "partys" de cumple siempre. Muy bien.
Paula -
Fuera de bromas, es una gozada poder compartir un día al aire libre con los seres queridos, y ampliarla a todo el que se quiera unir. Mil gracias por el artículo, y por toda la información
Un besazo
lamima -
Gracias por la información.
Luisa -
La verdad es que, a pesar de su prohibición durante toda la dictadura, la recuperación de la fiesta fue acogida de manera absolutamente natural, y ahora forma ya parte de la vida de la ciudad, para bien y para mal.
Besos a ti, también.
isabelbarcelo -
Luisa -
No hemos estado, M.M.: hemos sido un poco esquiroles, pero necesitábamos un chupito de mar ya.
Luisa -
Nosotros este año hemos estado fuera. Creo que ha ido todo bien.
Luisa -
Espero que hayas disfrutado con Letralia, es una revista excelente a mi juicio.
Besos
M.M -
No dejéis de participar para no perderle la pista.
Pasadlo bien ¿porque supongo que iréis, no?...los que no se pierden una!!!.
Besos.
Magda -
Pero seguro que todo saldrá bien y será una grata reunión.
Ybris -
Ahora, después de darme una vuelta por Letralia, me he detenido en tu "Cincomarzada", que he leido con una mezcla de curiosidad y sintonía con la idea subyacente de que las celebraciones se han utilizado siempre para transmitir ideas en una determinada dirección.
La verdad es que la historia es una difícil ciencia en la que la objetividad es muy difícil de conseguir porque los hechos siempre acaban deformándose en el sentido más favorable a las tendencias sociopolíticas en vigor.
Menos mal que la gente conserva siempre sus ganas de fiesta a la vez que los historiadores desvelan las ideas subyacentes en ella.
Muy instructiva la cita.
Besos.