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Poetizando

Catedral y niebla (Poetizando - 18)

Catedral y niebla (Poetizando - 18)

 

              Junto a la ribera, contra su respiración húmeda o en el centro de la plaza e igualmente cerca del río, donde la niebla se encrespa, remonta los aleros y acaricia las torres, la urbe se dobla sobre sí mientras se alzan las horas como sentencias ladeando la sombra de la catedral. Es como si de otro tiempo viniéramos: suceso extraordinario contemplarse, atravesando desde la raíz de los árboles el transcurso del aire y sus figuras.

             Todo el pensamiento herido retorna de la guerra. Crece sobre los hombros de la palabras. Sin ser nada puede más que el agua empobrecida, barruntada de quimera en quimera, aunque tú llegues con el dolor del viento en los cabellos, resguardando los perfiles de este tiempo en el atrio profano de tus manos.

 

*Imagen de la portada de La Seo de Zaragoza; fotografía original de Miguel Angel Latorre, sometida a filtrado.

Ha continuado la niebla en la ciudad, aunque por la mañana ha asomado el sol.

Poetizando - 17 (Vivaldi)

Poetizando - 17 (Vivaldi)

 

Secundario.

El concepto trae un largo escalofrío entre las vocales que se detienen bajo mis ojos.

Vivaldi asoma sobre los tejados y melancólico sonríe.

Sabiduría.

Dulce encontrar hasta dónde el pensamiento puede llegar y atreverse acaso a la mínima interrogación.

Pero nada más.

En ese juego se aprende cómo sobrevivir con uno mismo, que no va a ninguna parte.

Secundario.

 

*Esta tarde venía yo escuchando los 6 conciertos para flauta de pico de Vivaldi y recorde este antiguo texto. Creo que la música barroca tiene mucho de divertimento. Pero siempre conduce a lo esencial.

* La imagen corresponde a la pintura "Mezzetin tocando la guitarra" de Jean Antoine Watteau

Poetizando - 16 (La línea del tiempo)

Poetizando - 16 (La línea del tiempo)

 

 

         La que fue una vez mi casa hubiera estado en esta antigua fotografía, de un tiempo muy anterior a que mi casa fuera, en el aire. En el aire suspendida mi cama, la mesa camilla y mi máquina de escribir, las precarias estanterías de palometas y conglomerados en las que se apilaban con orden mis libros, y éstos a su vez en el aire, como un pespunte de mis pensamientos. Mis plantas de entonces en el aire y sus hojas temblando entre las nubes, y también en el aire mi tiempo, visto desde ese otro tiempo anterior que para mi nunca ha sido y que sin embargo es, como ese tiempo mío, historia.

 

(Yo viví un tiempo en esta zona de la ciudad, en lo más alto de un alto edificio que estaría allí tiempo después de la fotografía.)

Poetizando- 15 (Todas las cosas que puede hacer Daniel)

Poetizando- 15  (Todas las cosas que puede hacer Daniel)

El domingo por la tarde, como todos saben, Fernando Alonso ganó su segundo título mundial de Fórmula 1. Mi sobrino Daniel, que tiene siete años, es un fan absoluto de Alonso. Incluso su silla de ruedas es azul y amarilla. A Daniel le felicitó publicamente  Gustavo Bonansea desde Argentina en el Foro de Hijos Especiales. Me hizo mucha ilusión. Por eso quiero yo también ahora felicitarle aquí, recuperando ésto que escribí hace un tiempo:

 

 

Tu risa trota por los jardines y las horas,

ata los vientos del carrusel,

y agita el mar para que yo me ría.

 

Tu risa trepa a las nubes, con el sol

se enreda y juega al escondite,

pisa los charcos y se desliza

por el tobogán del tiempo.

Tu risa se encabrita, caballito de mis sueños,

molinillo que en el aire persigue

mis palabras como a un pájaro.

 

Tu risa cuenta mil historias, mil

deseos, y no para de la mañana

a la noche. Es música entre

tus dedos y habla con mis orejas,

y vuela de ventana en ventana

como los héroes y las leyendas.

 

Tu risa corre como un río y salta

entre los árboles horadando

las lágrimas que no deseo.

Tu risa pronuncia nuestros nombres

y nos recibe con tanto amor

que poco más importa que quererte.

 

Tu risa trae de la mano

entero al mundo porque tu risa

es nuestra casa y nuestra respiración.

Poetizando - 14 (Poema de Fernando Sarría)

Poetizando - 14 (Poema de Fernando Sarría)

 

 

 

Aunque la paloma con su vuelo

haya deshecho la sombra

y la hora certera se aproxime,

se demora el beso de la aurora.

 

Entre nosotros no caben más palabras.

Sólo mi piel, cálida y serena,

es acogida entre tus manos sabias,

dársena donde guardar la vida.

 

Nos une el compartido silencio,

hermano pequeño de la dicha,

cruzando el estrecho sendero del deseo,

protegidos de la humedad de la noche.

 

Nuestros cuerpos se precipitan

en una larga y ardiente caricia,

mientras el tiempo, ensimismado,

se nutre de la soledad del alba.

 

*La imagen corresponde a la campiña toscana, a primera hora de la mañana. La luz se extiende en "sfumatto".

Poetizando - 13 (Él)

Poetizando - 13  (Él)

 

 

Él, hondamente, aspira el aire y se queda muy quieto.

Sin mirar me mira pensativo. Está considerando

los últimos versos que ha leído,

las últimas palabras que ha hecho suyas.

Rugen los automóviles abajo.

En el río de la circulación cualquier cosa

naúfraga, atrapada en la herrumbre.

Por arriba las nubes traen martillos

que en silencio golpean las sienes

como un yunque.

Cuando me acerco, en voz alta me lanza

la canción que un poema teje del uno al otro,

araña fiel del tiempo que nos mantiene

en pie. Regreso a mis quehaceres.

Él, hondamente, aspira el aire que he besado

y permanece quieto, sin mirarme mirándome.

 

*La imagen es un fragmento de los frescos pintados por Massacio y Massolino (terminados por Filipino Lippi) en la Capilla Brancacci de la iglesia del Carmine (Florencia).

Poetizando - 12

Poetizando - 12

 

 

Asi fue un largo atardecer en la costa bretona de Concarneau

 

 

Si en esta hora de la caricia roja y el mar azul,

- cuando la luz como un ovillo salta entre mis manos

estirando delgadísima la línea esquiva

del presentimiento, - no estuvieras conmigo

sosteniendo en tus ojos mi mirada y su sombra,

yo no podría contemplar el mar que avanza

por el cielo ni dejar que la arena crezca

en las ventanas.

Poetizando - 11 (Atardecer)

Poetizando - 11 (Atardecer)

Este es el cielo del atardecer de ayer en Zaragoza.

 

 

Cada atardecer, rosas

sobre el río.

Vengo

de ti y respiro

el aire que es corteza

y es savia verde golpeando

en los ojos, pegado

al paladar.

 

Cuando empuje la noche

no tendré miedo.

Contra el cristal la luna

reclamará su sitio,

pero mi mano puede

acariciar su lomo

y dominarla.

 

Cada amanecer, rosas

sobre el río.

Vengo

de ti y camino

por la tierra y la piedra:

el pájaro en las azoteas

no ceja de cantar

y es libre.

Desnudo sentado en un diván (Amadeo Modigliani)

Desnudo sentado en un diván (Amadeo Modigliani)

Cuando era toda siempre una sonrisa,
marejada que se alzaba
hiriendo al sol, rugían por debajo
indomables corrientes mudas para los golpes
de mis manos. Cuando era solamente
roca descomponíendose quería
ver el aire morderle los cabellos
a ella,

que ahora está mirándome
desde el contorno indemne de sus ojos,
cavilosa ante mí que la contemplo:
ésto piensas: arroja tus estatuas,
húndelas en la insaciable
respiración de los acantilados.
El mar, el único silencio. Márchate.
Le sonrío por eso, sin embargo ,

a ella, ceniza roja, que orgullosa
de sí y entretenida aún sigue
mirándome aunque traiga en su cuello
el perfume amarillo del río y de la fuente
y sé que entre su pelo ha crecido
la savia de los líquenes. Sonrío.
Le sonrío por eso, porque ahora
asombrada retira la mirada
porque yo le sonrío, solamente
por eso: ésto sientes: es de noche,
no hay estrellas, pero bueno tú eres
tan hermosa amiga mía.

* Este poema se hizo muchos años atrás, pero tiene cosas que todavía me gustan. Lo que me gusta mucho siempre es la pintura de Modigliani. El poema se escribió pensando exactamente en el cuadro que se ve arriba.

Poetizando - 10 (algo más sobre rosas)

La rosa del otoño es la rosa amarilla,

bajo el sol rojo que baña el muro.

La luz del horizonte no resbala en la fuente

ni entre mis manos juega. La tarde

y yo esperamos, como la rosa, solas,

que la noche se extienda bajo el porche.

LLoverá en el invierno y hará frío.

 

Poetizando - 9

Antes de que este otoño nos alcance,

las últimas nuevas rosas prenden

en mis ojos incendios diminutos.

Habrá tiempo para el sol

del mediodía.

Poetizando - 8 (Anticipación)

Como la lenta lluvia morada del otoño

por tu piel profundiza el olvido,

y se quedan tus ojos ausentes de repente

como mirando nada.

Si pierdo la memoria,

                 ¿a dónde acudo?.

Poetizando - 7

Tu frente languidece bajo mi mano

y arde. No dejaré que pasen las serpientes.

No habrá más pesadillas.

Fíjate en mi sonrisa, tras ella

viene el mundo con su luz,

con sus ruidos y toda la ignorancia

necesaria para lo que sabemos.

Yo cuidaré de ti. Seré constante.

Protegeré tu frente pesarosa

contra el sueño violeta de la tarde

y el insistente eco en arco iris de cientos

de canicas contra el suelo.

Será mi mano fresca y luminosa

como un jardín recién amanecido

Poetizando - 6

A F.

Ya no te espero. Espero que tus manos

den tregua a los teléfonos, a los ir y venir,

a la multiplicidad de decisiones y a mi propia insistencia,

para quedarme quieta bajo su sombra extensa

y amarte. Ya no espero que el tiempo

se asemeje a la imagen que yo tengo del tiempo.

Espero que tus ojos delimiten mi espacio,

que conduzcan mis pasos y recorran mi agenda,

pongan fin a mis dudas, se eleven y me eleven

por entre las batallas que sostienen las nubes. Espero

que me amen, tus ojos.

Hoy no espero que llegues lleno de aniversarios

para todas las cosas que ya dieron comienzo.

Algunas acabaron y otras descompusieron su huella

en el transcurso de los escaparates y los coches veloces.

Espero que tus labios construyan y destruyan las palabras

con las que permanezco, tras de las que me escondo,

por las que que reconozco mi voz entre otras vidas.

Tus palabras que pintan la  casa y el jardín,

el cielo, la rutina o los extraordinarios sabores de los besos

minerales, telúricos.  Trueno y rayo el abrazo que alcanza

nuestra costa desde la más profunda de las profundidades.

Ya no he de esperarte. Amarte está en el centro.

Poetizando - 5

La fragilidad no calza guantes.

Poetizando - 4

Inmensamente llueve sobre tus ojos negros, que no me mirarán.

Quererte será inútil. No hay amor sin memoria.

 

Olvidarse (Poetizando - 3)

El precio es el olvido. La esperanza es el olvido. El amor dejará que florezca el olvido.

Poetizando - 2

Nazco de ti, vengo de tu palabra,

Venus recién parida.  Tus manos forman

olas

sobre mi cuerpo expuesto al viento

y me levantan hasta alcanzar la luna

o el espejo. Soy hermosa.

Me miro en tu mirada. Veo

largos reflejos tejiendo y destejiendo

el horizonte. Iniciaré mi danza,

mientras tú vas

cantándome y me nombras,

letra a letra en incesante ritmo.

Y si tú callas, me detendré en la orilla.

Me volveré invisible. Seré la sombra o nada

de tu silencio y en él cobijaré mis ojos,

y seré hermosa

como una tarde que entorna la puerta.

poetizando - 1

El ojo de la cerradura no ve los colores.