Catedral y niebla (Poetizando - 18)
Junto a la ribera, contra su respiración húmeda o en el centro de la plaza e igualmente cerca del río, donde la niebla se encrespa, remonta los aleros y acaricia las torres, la urbe se dobla sobre sí mientras se alzan las horas como sentencias ladeando la sombra de la catedral. Es como si de otro tiempo viniéramos: suceso extraordinario contemplarse, atravesando desde la raíz de los árboles el transcurso del aire y sus figuras.
Todo el pensamiento herido retorna de la guerra. Crece sobre los hombros de la palabras. Sin ser nada puede más que el agua empobrecida, barruntada de quimera en quimera, aunque tú llegues con el dolor del viento en los cabellos, resguardando los perfiles de este tiempo en el atrio profano de tus manos.
*Imagen de la portada de La Seo de Zaragoza; fotografía original de Miguel Angel Latorre, sometida a filtrado.
Ha continuado la niebla en la ciudad, aunque por la mañana ha asomado el sol.